Pues bien, el otro día fui a un restaurante que tenía ganas desde hace tiempo de visitar y como era un poco caro estaba esperando alguna ocasión especial.
Nos sentamos en la mesa y ya te da mal rollo cuando eres el único comensal un domingo por la mañana y más si una de las mesas del comedor está ocupada con la familia de los dueños del restaurante para que los pequeños hagan manualidades y pinten con los abuelos.
Cuando se nos acercó el camarero nos informo que de los pescado solo tenían rodaballo, Xargo y otro que no me acuerdo (+/- 20 € la ración), que de carne tenia solo solomillo y chuleta, de entradas también le faltaban algunas.
Por dar un voto de confianza y como recurso pedimos unas navajas, lacón y una ensalada de bogavante.
Cuando nos trajeron las navajas, eran gigantes, lo que se llaman muergos, llenos de tierra (en fin), pero ya no pudimos con toda una racha de despropósitos cuando nos trajeron una ensalada de surimi por bogavante y lleno todo de salsa rosa.
Tal fue así que le dijimos que nos cobraran las navajas y los dos vinos que nos íbamos.
Con dos narices nos quería cobrar la ensalada diciéndonos que era un sucedáneo con un 10% de bogavante.
Tras pedir la hoja de reclamaciones nos fuimos a una terracita del centro del pueblo donde comimos unas parrochas, chorizo a la sidra y oreja a la plancha fabulosa.
Yo en mi vida había pedido una hoja de reclamaciones en un restaurante, pero no puedes dejar que te engañen, te tomen por tonto y encima pagar.
Así que si vais un día por Llanes ni se os ocurra ir al restaurante la Cueva a no ser que seáis unos masoquistas……..
Un saludo.
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