Escogimos este restaurante para ir sobre seguro, ya que habíamos estado otras veces.
Para los que no lo conocéis es un restaurante puesto con todo detalle, muy agradable y el trato de los camareros bien profesional.
Esta vez estaba al cargo de los fogones Nuestro amigo Rubén, con lo cual sabia que no podía fallar.
Os cuento lo que pedimos: Lo compartimos todo al centro.
Nos sirvieron unos aperitivos de la casa. Después compartimos un carpacio de buey con cítricos, un tartar de atún rojo y un tronco de rape , el niño un filete de lomo con patatas.
De postre una tarta de zanahoria.
El precio aunque un poco caro mereció la pena para una noche de San Valentín o para alguna otra fecha especial.
Hasta pronto...Un saludo.